Me reí entre dientes mientras volvía a hacer el mismo gesto con la mano, imitando una boca mal hecha. Cuando dejó de hablar, suspiré sonoramente y me cruzé de brazos y me recosté en un árbol cercano. El tronco estaba frío y duro, pero mi espalda ignoró el frío y se limitó a mirar con una fina línea dibujada en el rostro, una línea que sustituía mi antigua sonrisa torcida.
-Balstrow, me da igual lo que digas... Igual que tú; "tengo la suficiente personalidad como para que me resbalen tus comentarios de zorrilla que va de malota por la vida".
Intenté imitar su voz con poco éxito. Carraspeé para quitarme el registro de su voz de mi garganta y recuperar mi voz normal.