Christian Scheidel Sáb Ene 17, 2009 5:03 pm
Llego a un enorme bosque oscuro. El bosque prohibido. Seguramente era éso. No tenía muchas ganas de encontrarme alguna criatura horrenda con sed de sangre (para eso estaba Dana, que era más divertido jugar con ella que con un bichejo), pero ya que estaba ahí, no iba a dar marcha atrás. Suspiro y me detengo junto a un claro al ver a un chico avanzar por él. Sonrío y alzo el brazo al tiempo que entraba al claro, sonriendo con mi peculiar sonrisa torcida.
-Buenas...
Susurro mientras bajo mi mano y la guardo en la cazadora, rozando mi varita con los dedos. Nunca se sabe...